Soy una víctima del machismo. Es más, me considero una superviviente del mismo. Pero no confundan la intención de mis palabras: no soy especial. No lo pretendo. Sólo soy otra. Otra mujer discriminada, excluida, ninguneada, insultada, desacreditada, invalidada, vejada, humillada, acosada, maltratada, violada o, en una palabra, oprimida por el mero hecho de ser mujer.
Además debo decir que, de entre las víctimas, yo soy una afortunada. No sólo he disfrutado siempre de ciertos privilegios, sino que además mi nombre aparece en la lista de Schindler de quienes nos vamos librando de este holocausto infinito y silencioso (por el momento, toquemos madera); de esta criba lenta, pero minuciosamente ejecutada por hombres “malos” que, en todo momento, son auxiliados y ayudados en todo momento por ciertas mujeres que colaboran activamente con su causa. Ignoro sus motivos. Quizás porque son tan “malas” como ellos. Quizás porque creen que unirse a ellos es la única manera de salvarse, e incluso de medrar dentro de la dictadura del terror patriarcal. Continuar leyendo «Revisión feminista (parte 1)»